El ser humano pasa más de 25 años de su vida durmiendo, y eso tan sólo si se le dedica siete horas cada día. Comer sano y realizar ejercicio son dos de las prácticas que los médicos aconsejan para llevar una vida saludable, aunque no se debe olvidar que dormir bien y amanecer descansados también es vital para lograr una buena salud. Son diversos los factores que influyen en el descanso nocturno, muchos relacionados con síntomas psicológicos, como el estrés o la ansiedad y que pueden derivar en síndromes como el insomnio, la apnea o la narcolepsia. Pero, en el plano físico, elegir un buen colchón adaptado a las necesidades de cada persona, el tipo de almohada o la postura que se adopta a la hora de dormir también son datos clave para evitar padecer estas enfermedades.
La Asociación Española de la Cama (Asocama) recomienda cambiar el equipo de descanso -colchón y somier- cada diez años. Además, para un perfecto mantenimiento, recomienda proteger el colchón con una funda, ventilarlo cada mañana y darle la vuelta al colchón cuatro veces al año.
Lo primero y fundamental es la elección del colchón. Éste debe ser el adecuado ya que constituye la base donde se apoya el cuerpo. Al tradicional colchón de muelles se le han sumado en los últimos años una amplia gama de colchones realizados con diferentes materiales, poliuretano, espuma de viscolástica, de látex o de agua. Cada uno de estos tipos presenta una serie de características que el consumidor debe tener en cuenta a la hora de elegirlo, para poder satisfacer sus necesidades.
Uno para cada persona
El colchón de muelles es el más usual hoy en día y se compone de una carcasa de muelles y de un relleno de varias capas acolchadas de algodón, lana o espuma. La firmeza de estos colchones depende del refuerzo de los muelles, las capas y rellenos que lleve.
En los últimos años se han puesto de moda los colchones fabricados en látex. A la hora de adquirir uno de estos, es recomendable comprobar si el material del que está compuesto es sintético o natural, ya que aunque ambos los vendan como látex no son lo mismo.
En ocasiones estos compuestos vienen mezclados, por lo que es importante tener en cuenta el porcentaje de látex natural que lo integra para saber que se elige el que más se ajuste a las necesidades de cada uno. A mayor porcentaje de látex natural, el colchón ofrece mejores prestaciones y, por lo tanto, su precio aumenta.
Uno de los menos recomendados es el de poliuretano, ya que a pesar de presentar distintos tipos de calidades y durezas, la firmeza que ofrece es menor y con el paso del tiempo se deforman.
Por otra parte, ha salido al mercado el viscolástico, cuya ventaja radica en que copia la forma del cuerpo como un molde y la presión se distribuye uniformemente. El colchón de agua estuvo de moda hace algunos años, y aún se siguen vendiendo. Éste consta de unas celdas estancas rellenas de agua que se enfundan en una tapicería que aísla y mejora la comodidad.
Formas de dormir
Cada persona es un mundo y a la hora de dormir cada uno elige aquella en la que se encuentra mejor. Pero esta comodidad no siempre está vinculada a la más adecuada o la más saludable. Las principales formas que adoptamos para dormir son seis y según la posición se debe elegir la almohada adecuada. Ésta debe ser baja y blanda si se duerme boca arriba para asegurar que la columna cervical forme con la dorsal el mismo ángulo que al estar de pie. Si se duerme boca abajo, la almohada debe ser alta y dura para mantener el cuello en el mismo eje que la columna dorsal, evitando que caiga o gire.
El profesor Chris Idzikowski, director del Servicio de Evaluación del Sueño, realizó un estudio sobre las posturas que se adoptan al dormir y obtuvo como una de las principales conclusiones que sólo el 5% de la población mundial cambia de postura durante las horas de descanso.
Las menos recomendables
De todas las posiciones que se toman durante la noche, las menos recomendadas son las que mantienen el cuerpo tumbado sobre la espalda o boca abajo, ya que producen problemas respiratorios y digestivos. La postura fetal es la idónea, puesto que ayuda a descansar todo el cuerpo y permite respirar con normalidad, aunque se recomienda cambiar el costado sobre el que se apoya durante la noche.
Las personas que duermen boca abajo -postura ‘caída libre’- pueden sufrir problemas digestivos, ya que los contenidos del estómago llegan con mayor facilidad hasta la boca. Además se pueden provocar problemas cervicales como consecuencia de dormir con el cuello girado hacia un lado. Esta postura la adopta solamente un 7% de la población.
El grupo minoritario -un 5% de la población- está integrado por los que duermen según la ‘estrella de mar’. Ésta es la postura de aquellos que duermen tumbados sobre la espalda con los brazos estirados hacia arriba rodeando la almohada. Por otro lado, dormir boca arriba, con el cuerpo completamente estirado y los brazos pegados a él se denomina ‘el soldado’. A las personas obesas o con problemas respiratorios esta postura les puede provocar interrupciones del sueño y ronquidos.
De acuerdo con el estudio realizado por Idzikowski, el 13% de las personas adoptan la postura de ‘el nostálgico’ durante la noche. Esta posición consiste en dormir de costado con los brazos extendidos hacia el frente, en ángulo recto con el cuerpo.
Las personas que suelan adoptar esta postura deben variar de posición a lo largo de la noche para evitar problemas cardiovasculares y rechinar de dientes. Estas mismas recomendaciones las deben tener en cuenta los que tiendan a dormir con la postura de ‘el tronco’ -recostado sobre un lado y con los brazos pegados a lo largo del cuerpo- y que adoptan el 15% de las personas, como se afirma en el estudio de Idzikowski.
Mejor dormir de lado
‘El feto’ es la posición mayoritaria, sobre todo entre las mujeres -entre las que alcanza el 51%-. En ella, la persona se acuesta de lado con las piernas y los brazos encogidos, emulando la postura de un feto. A quienes opten por esta se les recomienda emplear una almohada lo suficientemente alta para que la columna quede alineada con el cuello y la cabeza, evitando así lesiones cervicales, además es aconsejable cambiar durante la noche el lado sobre el que se apoya el cuerpo.